
Tenemos derecho a poner en tela de juicio nuestras obras y porque no abandonarlas de vez en cuando, lo único que no podemos hacer es olvidarlas.
En el camino tendremos dudas de hacer muchas cosas, pero no debemos olvidar que quien no dude alguna vez de si mismo es injusto porque confía ciegamente en su capacidad y peca por orgulloso. Bendito sea aquel que pasa por momentos de indecisión, significa que estamos VIVOS.